miércoles, 26 de agosto de 2015

Energía Emocional en Movimiento


 
Vivimos en una sociedad que nos enseña desde pequeños que debemos contener nuestras emociones. Con el afán de fomentar la cordialidad en una sociedad civilizada, aprendemos a ser racionales. Se nos enseña que las emociones son para los niños y que estas son una muestra de inmadurez.

 

Mientras crecemos, desarrollamos tácticas para sentir menos, para suprimir nuestra experiencia emocional y desenvolvernos de una manera más “adecuada” en sociedad.

¿Cuánto hemos aprendido ya a dejar e sentir?

Esto explica porque nos causa tanto conflicto cuando tocamos de lleno una emoción como la tristeza o porque no somos capaces de manejar emociones como la ira. Hemos aprendido a guardar en el fondo, a anular lo que sentimos, pero no hemos aprendido a manejarlo. Y como cualquier energía que no sabemos manejar, en cualquier momento puede salirse de nuestras manos.

Ciertamente resulta más imperioso aprender a desarrollar nuestra inteligencia emocional que cualquier otra inteligencia. Las emociones son un motor que impulsa al ser humano a moverse, a tomar decisiones, a sobrevivir y a crear mejores respuestas, son un importante mecanismo de aprendizaje y desarrollo que hemos desaprovechado.
 
Nuestras emociones son energía. Podemos imaginarlas como un río que fluye dentro de nosotros y nos invade cuando activamos el proceso de alguna de ellas. Tal como bellamente lo describe Mijal Snunit en su cuento “El pájaro del alma”, es como si dentro de nosotros tuviéramos cajones, uno para cada emoción, mismas que se liberan como energía cuando elegimos abrir cada uno de ellos.

Michael Sky, define a la emoción como “energía en movimiento” y nos dice:

“Los sentimientos humanos, esas corrientes sutiles, líquidas en parte y en parte eléctricas, surgen como energía vital y esta se mueve alrededor y entre nosotros siempre levantando el espíritu, dando color a los pensamientos, influyendo en los sueños…” (Sky, 2004)

La emoción es una energía poderosísima que nos puede ayudar a dirigirnos hacia nuestros objetivos, revisar el camino, trazar mejores estrategias y detenernos cuando es necesario. Es una energía que debemos aprender a utilizar, no guardar en algún lugar del cuerpo.

Los físicos modernos aseguran que la energía se convierte en materia tal como la materia se convierte en energía. Entonces ¿Qué pasa con esta energía que hemos aprendido a guardar?

La represión emocional requiere de un gran esfuerzo por parte de nuestro cuerpo para contenerla. El desgaste que genera esto, nos da como resultado muchos problemas de salud que implican el desgaste de los tejidos que contienen y otros problemas relacionados con la tensión que se genera en nuestro sistema. Esta energía atrapada se solidifica y forma células con formas poco uniformes, lo que deriva en tumores y cáncer. Estos son solo algunos de los problemas que genera la falta de educación que recibimos en materia emocional.

Dentro de lo que nos permitimos expresar emocionalmente, existe un factor determinante y es la clasificación que damos a nuestras emociones. Tendemos a separarlas según sean positivas o negativas y esto lo definimos  de acuerdo con las circunstancias con las que las relacionamos (agradables o desagradables)

Cuando lo que deseamos en la vida corresponde con lo que sentimos, entonces surge una emoción “positiva”. Nuestra sensación de bienestar no proviene de la emoción en sí, si no de nuestra aceptación de las circunstancias. Cuando luchamos contra lo que sucede, cuando no aceptamos una disonancia en nuestra realidad, es cuando surgen las emociones negativas.

Cuando nuestra emoción surgida es clasificada como negativa, suele ser también reprimida, y esto genera nuevamente una sensación de malestar, que deriva en una nueva emoción “negativa”. Generamos un circulo vicioso de emociones poco agradables.

Nuestras emociones poco agradables, son una respuesta de nuestro cuerpo para generar una reacción oportuna. Por ejemplo: El miedo impulsa la creatividad y motiva a la huida, a escapar de la circunstancia en la que se encuentra el individuo. La ira motiva al ataque y es una forma que tiene nuestro sistema de generar un cambio ante una circunstancia que no es lo que queremos.

Olvidamos que las emociones “negativas” tienen también una función en nosotros para sanar, para acercarnos a otros, para generar respuestas, etc.
 
 

Si llamamos a nuestras emociones “fáciles” o “difíciles”, tenemos un parámetro diferente para el uso de las mismas a nuestro favor y de los objetivos que tenemos.

La facilidad o dificultad de cualquier emoción dependen de cuán plenamente aceptamos la situación que estamos viviendo.

En algunas artes marciales como el Aikido, la energía del oponente es usada para neutralizar los ataques recibidos. De igual forma, al fluir con la energía emocional en vez de buscar anularla, podemos  utilizarla en nuestro favor.

 

“Cuanto más exitosamente reprimamos nuestras emociones, menos exitosamente haremos cualquier otra cosa”

Michael Sky

 

Iria Rodríguez Suárez

Life & Executive Coach

www.coachingaltonivel.com

martes, 18 de agosto de 2015

¿Cómo evitar desbordarnos emocionalmente?

 
 
 
Estas tranquilamente disfrutando de tu día y de pronto algo sucede y te hace estallar en ira. Gritas, aprietas los puños y quieres patear a la persona causante de todos tus males... Es increíble que venga así a arruinar tu día... y tu que estabas tan en paz...
 
 
Esto es algo que vivimos todos los días. En el tráfico, en la oficina, en casa con los hijos, cuando cruzas la calle y se te avienta un automóvil, cuando no te atienden como quieres en un restaurante, cuando tu jefe te culpa por algo que tu no hiciste. El mundo parece estar lleno de situaciones para sacarte de control.
 
A veces se nos olvida que estallar en ira es solo una de las muchas opciones que tenemos para reaccionar. Podríamos mejor responder de manera asertiva evitando que un hecho insignificante altere todo nuestro día.
 
Cualquier pretexto que utilicemos para justificar nuestra reacción ante un evento es solo eso, un pretexto. Tenemos miles de opciones, solo tenemos que tomar el control de nosotros mismos.
 
Culpar a los eventos y a las personas es solo una opción, ciertamente la más cómoda. Pero también es una realidad que eso  no te va a llevar a ningún lado.
 
Si quieres generar otras opciones empecemos por entender un poco lo que sucede.
 
¿Por qué nos desbordamos emocionalmente?
 
Porque es el camino más fácil... hemos aprendido a hacerlo de manera automática.
 
Desde pequeños hemos repetido este procedimiento hasta convertirlo en el patrón automático.
Un evento X genera un pensamiento X y por tanto este despierta una emoción X. Y es así de simple.
 
Hemos aprendido a reaccionar de esa manera porque en su momento era la mejor manera de hacerlo. Esta reacción emocional de ira fue simplemente un mecanismo de defensa que aprendimos a utilizar.
 
Tenemos por así decirlo tres niveles de desarrollo en el cerebro:
 
Primero está el cerebro reptiliano, que nos ayuda a dar respuestas de supervivencia, es la parte más primitiva. Después tenemos el sistema límbico que controla principalmente las emociones  y en la parte más externa tenemos el neocortex (la parte más evolucionada) que se encarga e procesos racionales.
 
 
Insistimos en operar con el sistema límbico y muchas veces con el complejo reptiliano.
Siempre tenemos opciones. La clave está aquí en entrenar a nuestro cerebro a operar de distinta manera.
 
Hace un momento decíamos que la forma como nos desbordamos emocionalmente es un proceso.
 
El proceso que utilizas diariamente para alistarte para salir puede ser fácilmente modificado cuando tu así lo elijas. Y un proceso tan complejo como la construcción de un automóvil también puede ser modificado, incluso debe hacerse continuamente para mejorarlo.
 
¿Qué tenemos que hacer?
 
Revisar el proceso, conocerlo detectar sus fallas y generar nuevos movimientos. Repetirlos y repetirlos y repetirlos y repetirlos... hasta automatizarlos. ¿Cierto? Así aprendiste a conducir..
 
Es simple! Date cuenta de que eres mucho más que tus emociones. Si quieres tomar el control sobre ellas y utilizarlas a tu favor debes empezar por conocerte y analizar la forma como reaccionas, cuales son los pasos que sigues para ello (son casi imperceptibles pero con calma podemos descubrirlos y modificar el patrón)
 
Si quieres aprender a tener un mejor manejo emocional, te recomendamos el Taller "Energía Emocional en Movimiento" en donde a través de ejercicios prácticos y un contacto profundo contigo mismo obtendrás herramientas que mediante la práctica cambiarán la forma como manejas tu vida en el campo emocional.